Apareció de pronto
en medio de la nada
abriéndome la puerta a un libro que aún me leo
Dibujaba, era músico, estudiaba los astros
vivía en un taller de joyero y se lavaba con jabón azul
liberando un perfume portador de algún cielo.
Su figura era testigo de otro tiempo
y me pintó una estrella de la que él salía
me dijo que una mosca estaba bien pero que yo, entonces muy perdida,
debería llegar a ser y completarme.
Nunca me pidió nada, sonreía mirando una extraña distancia.
Le encontré doce años después bailando en aquel antro
de la Plaza Real
en el centro del Karma, así se llama, creo que aún está.
Llevaba el pelo largo y se movía ajeno a lo demás
cual Dionisos, Damián o algún que otro genio
liberado del tiempo, en su fuego vital.
Me abrazó y me contó que él era Marcelino
Y que Dios un día le dio el pan y el vino.
Yo le dije: voy en un submarino ( amarillo) con Lucia en el cielo
en busca de diamantes…
No tendrás tú uno?
Entonces sonrió y me dijo con sus ojos profundos
chispeantes….
Tú eres lo que debes tratar de recordar
yo ya hice la alquimia y me quedó genial
Me enseñó el número áureo y se volvió a marchar.
Pasaron doce años y yo me había perdido
él se puso en contacto, sabiéndome encontrar
Me invito a sopa china cargada de picante
Y me pintó un cuadro verde para dejar de fumar.
-Yo soy el jardinero de ese cielo al que iras…respondió contemplándome.
Nos miramos callados.
Y desde entonces no le he visto más.
Me dejo algunos libros, su música y lo demás…
hasta me dio un abrazo de increíble amistad…
hoy le volveré a llamar:
Ramón Roquer …eres lo másssssssssss
Me dejo esta música...
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